lunes, 14 de diciembre de 2009

EXPEDICION BICENTENARIO 2010 SALTA

Expedición Bicentenario, Nevado de Cachi y Federico Reichert

Por Christian Vitry

VazquezEl año 2010 no será un año más para el montañismo nacional, un acontecimiento único y sumamente original enaltecerá nuestro amado deporte, haciendo trascender las fronteras más allá de lo imaginado inicialmente por los organizadores de la Expedición Bicentenario. Sin duda un gran proyecto, sobre el cual no hablaré en la columna, pues invito a los lectores se interioricen del mismo en www.expedicion-bicentenario.com y, obviamente, se sumen a este emprendimiento con gran sentido y sentimiento.
Cuando Martín “Pachi” Iglesias y Humberto “Nono” Vázquez me invitaron a sumarme al proyecto y me ofrecieron ser uno de los jefes de expedición, me sentí halagado y profundamente emocionado con asumir esa responsabilidad histórica que, junto al amigo Emilio González Turu llevaremos a buen puerto. Aprovecho este espacio para agradecerles a mis amigos montañeros por depositar su confianza en nosotros.
Debíamos pensar en una montaña que esté en sintonía con las circunstancias, algo nuevo, original, que tuviese un sentido, un valor agregado, un “algo” que nos motivara a sumar un proyecto interesante a la Expedición Bicentenario. Recorrimos mentalmente la vasta geografía andina de la provincia y finalmente nos quedamos con el Nevado de Cachi ¿por qué?, muchos son los motivos y aquí se pone interesante la historia.
El Cachi está íntegramente en territorio argentino; es una montaña emblemática en el norte del país; fue ascendido por primera vez en 1950 y su cumbre fue bautizada “El Libertador” conmemorando otro centenario, el del General San Martín, y en 2010, se cumplen 60 años de la primera ascensión deportiva; por otra parte, fue el primer “seismil” subido en la provincia de Salta; fue una montaña sagrada en el tiempo de los Incas y fue ascendida por ellos hace medio milenio. Como si todo esto fuese poco, uno de los pioneros del montañismo argentino realizó un primer intento en el año 1904, me refiero a Federico Reichert, quien realizó numerosas primeras ascensiones y exploró gran cantidad de rincones de nuestra enorme cordillera. Muchos de estos rincones, desde esa época, nunca más fueron explorados, tal es el caso de la ruta por donde intentó ascender al Nevado de Cachi.
Martin Iglesias“Para superar las alturas del borde oriental de la montaña en la Puna fue necesaria una desviación hacia el norte donde, al oeste del nevado de Cachi y a una altura de 6.500 metros, se abre una brecha en las cercanías de una localidad llamada Vicuña Muerta. Quienes ya me conocen pueden comprender fácilmente cómo me sentí al encontrarme frente a aquella montaña. Era el primer punto a 6.000 metros de altura
que tenía, por así decirlo, al alcance de mi mano. Mi apuro por llegar a las salinas ya no era tan grande. En un abrir y cerrar de ojos decidí escalar aquel coloso, donde en realidad no tenía nada que buscar. Dispuse que en la vega de Colpayo –un harto pobre lugar de pastoreo- permaneciera la mayor parte de las mulas, y partí con rumbo al este para penetrar en los pliegues cordilleranos. Manadas de guanacos y vicuñas se desparramaban por doquiera. […] Cuando ya habíamos llegado a casi 5.000 metros con las mulas, continué la marcha sin compañía en busca de la cumbre y trepé hasta más de 6.200 metros aunque sin llegar a la cima que, dicho sea de paso, no brinda dificultades técnicas; no lo hice porque un viento tempestuoso y gélido aconsejaba el retorno. Sea como fuere, la verdad es que aquel primer ascenso a las alturas de los Andes argentinos me brindó una formidable impresión por la magnitud de las montañas y al mismo tiempo fue un acicate para nuevas hazañas y también para emprender en serio la gran misión que me había sido encomendada” (Reichert, 1967:57).

Como vemos, no se trató de una montaña más, fue la primera que Reichert intentó en nuestro país, fue la primera vez que este avezado montañista superaba la cota de los 6.000 metros, empleando una ruta que, por esas circunstancias de la vida y el deporte no se volvió a repetir.
Ese es el objetivo que nos fijamos, transitar por las huellas de un montañista pionero en una gran montaña, concretar la ruta pensada por Reichert, explorar una zona “desconocida” por los montañistas actuales y dejar en lo alto del Nevado de Cachi los sueños de nuestros niños, para que, los niños del tricentenario puedan leer y comunicarse en diferido con sus pares del pasado. Dejaremos en la cima del Calchaquí una capsula del tiempo y una línea de comunicación abierta al futuro, depositaremos nuestros anhelos, concientes que no seremos testigos del resultado final, lo cual se traduce en un acto de humildad, un gesto libre de egoísmo y de una gran entrega. Nuevamente agradezco a Pachi Iglesias y al Nono Vázquez la iniciativa y la invitación a formar parte activa de esta EXPEDICIÓN BICENTENARIO.

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